Mi trabajo no consiste en grabar vuestra boda. Consiste en descubrir la película que ya existe en vuestra historia y contarla. Busco la verdad en cada gesto: la risa nerviosa, la mirada cómplice, el abrazo que lo cura todo. Esos son los momentos que construyen un recuerdo eterno.
Soy Alberto, y para lograrlo me convierto en un invitado más. Mi cámara es discreta, mi presencia es cercana. Solo así, cuando os olvidáis de que estoy ahí, aparece la magia. Vuestra magia.
No se trata de seguir pasos, sino de vivir un proceso juntos. Una experiencia basada en la confianza para crear un recuerdo que sea vuestro, y de nadie más.
Todo gran film empieza con un buen guion. Para mí, ese guion es nuestra conversación. Un café, una charla tranquila donde me contáis vuestra historia, lo que os hace únicos. Es el alma de vuestra película.
Ese día, soy un invitado más con una cámara. Mi objetivo es ser invisible, capturar las risas que no se oyen, las miradas que lo dicen todo y los abrazos que duran un instante y se recuerdan una vida. Sin posados, solo vuestra verdad.
Aquí es donde la magia cobra vida. Con la banda sonora perfecta y un montaje cuidado, uno cada pieza para crear un film que no solo os recuerde el día, sino que os haga volver a sentirlo.
Contadme vuestra historia y cómo imagináis el recuerdo de vuestro gran día. Estaré encantado de escucharos.
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